Los productos orgánicos se han convertido en una de las tendencias más populares, debido en parte a los efectos sobre la salud por el consumo de alimentos que han recibido el impacto de químicos. Sin embargo, en el mercado resultan muy costosos, por lo que vale la pena intentar cultivarlos por cuenta propia, tarea que implica cuidar ciertos aspectos clave con respecto al sistema tradicional, pero puede resultar gratificante y más económico.
1 – Diseño del cultivo orgánico
El primer paso consiste en el diseño de lo que será la huerta, cómo se distribuirán las diferentes frutas y vegetales, el presupuesto y tener en cuenta las estaciones. Algunas veces puede ser mejor hacer cultivos en macetas antes de utilizar una huerta.
2 – Ten en cuenta la producción
Elije vegetales que necesitan menos esfuerzo y generan una mayor producción. Por ejemplo, las semillas del maíz son más económicas, pero trabajarlas requiere un esfuerzo mayor y más intenso que la uva por ejemplo, aunque el primero es mucho más barato que la segunda.
El clima y la geografía son factores indispensables, pues en algunos casos puede haber un crecimiento inicial favorable, pero un cambio brusco en la temperatura puede echar a perder todo el cultivo.
3 – Suministros 100% orgánicos
A la hora de tratar las plagas, enfermedades y nutrir el suelo, la mejor opción son los productos naturales. Los fertilizantes líquidos que no poseen materiales tóxicos pueden ahorrar mucho trabajo y traer resultados rápidos y eficientes.
4 – Biodiversifica
Algunas plantas y vegetales crecen muy bien cuando están juntas, como las calabazas y los frijoles. Adicionalmente, esta es una excelente estrategia para evitar que las plagas ataquen un monocultivo. Por otro lado, esto también ayuda que el suelo se vuelva más nutritivo gracias a los aportes que las diferentes plantas hacen entre sí.
5 – Empieza con un cultivo pequeño
Para aquellos que recién se unen a este tipo de iniciativas, es mejor empezar con una huerta pequeña, pues los cuidados necesarios son muy diferentes a los de un cultivo tradicional. En la medida en que la cantidad producida sea eficiente, se puede ampliar en el siguiente ciclo o estación.