Llena de elementos naturales favorables para que el campo despierte, la primavera marca el primer ciclo de siembras y cosechas de productos agrícolas, que llenan con una explosión de colores y sabores la agricultura mexicana.
Las primeras gotas de lluvia traen consigo el inicio del ciclo agrícola primavera-verano en el hemisferio norte, inquietas despiertan de su letargo a la tierra inundándola de nutrientes que dotarán a productos como frutas y verduras con enorme cantidad de propiedades y a su vez proveerán de alimento a millones de personas.
En el ciclo primavera-verano (P-V) se cosecha las frutas y verduras que contienen más agua, tales como melón, sandía y naranja, pepino, jitomate y calabacita, también las de pulpas u hojas jugosas y dulces: mango, papaya, piña, chayotes, coliflor y acelga.
Como es bien sabido la agricultura mexicana aporta importantes cantidades de estos alimentos a la alimentación mundial, del grupo de las frutas resalta en producción la naranja, de la que en 2020 se obtuvieron poco más de 4.6 millones de toneladas, en cuanto a las verduras la más producida fue el jitomate cuya producción supera las 4.3 millones de toneladas.
La primavera es en muchos sentidos una época maravillosa tanto para las personas como para el campo, comienza a hacer calor nuevamente, hay más luz, además trae consigo la temporada de lluvias, elemento esencial en para la vida. Esta estación es la primera de muchas fiestas que a lo largo del año se irán celebrando en el campo mexicano, con ella se inaugura el comienzo de un ciclo más de una de las labores más antiguas e importantes de la humanidad: la agricultura.
Con Información de SADER