La producción de cultivos orgánicos en México crece a un ritmo de 10 por ciento cada año, mientras el consumo lo hace al 15 por ciento, por lo que se presentan como una oportunidad de negocio.
En general los alimentos, a través de los años, han tenido una tendencia a la industrialización, sin embargo, en la actualidad esta tendencia se re-direcciona hacia la producción agropecuaria de baja escala, es decir, recién recolectados y sin aditivos para su desarrollo. Esta “regresión” es a su vez una oportunidad de inversión derivado del aumento en su consumo.
Los productos orgánicos ganan cada vez más popularidad en los supermercados y restaurantes, siendo los jóvenes los que más los demandan, pues sienten que deben ser “consumidores socialmente responsables”, además de gozar con el prestigio de contar con beneficios para la salud y el medio ambiente.
Por ello, renacen los tianguis orgánicos que son venta y consumo local, de venta directa de productor al consumidor, pero más allá de la venta y el consumo, la siembra de orgánicos busca mantener la diversidad genética del sistema y su entorno
Finalmente tenemos que México ocupa el tercer lugar en el mundo por la cantidad de productores, después de la India y Uganda; sin embargo nos enfrentamos al reto de ofertar en el país estos productos sanos a precios accesibles, lo cual se puede lograr a través del diseño de proyectos y actividades que permitan satisfacer la demanda de estos productos, que bien ya desde su inicio se abarata su costo de producción por su desarrollo más natural.
Por todo lo anterior vemos cómo los productos orgánicos dejan de ser una moda pasajera y se quedan como una opción de consumo responsable y sustentable.
