“De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne;
de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre.
Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres…”
(Popol Vuh, libro sagrado de los mayas quichés, 1701).
México cuenta con 64 razas de maíz se consideran nativas, resultado de la selección realizada por agricultores desde hace más de 10,000 años. Los maíces nativos son fuente de características genéticas que les permiten adaptarse a los efectos del cambio climático, presentan resistencia a enfermedades, además, los maíces nativos tienen características fisiológicas que les confieren cualidades para el procesamiento y la producción de alimentos tradicionales. Su preservación es clave para la autosuficiencia, identidad y seguridad alimentaria de México.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) conserva muestras de poblaciones de maíces nativos de México y del resto del mundo en su banco de recursos genéticos de maíz, considerado como la colección más grande del mundo. El Centro conserva estas razas como un bien público de carácter universal para beneficio de la humanidad.
En México, la caracterización de la diversidad genética del maíz ha dado origen a más de 60 nuevas variedades de alto rendimiento y capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático que comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras
En cuanto a los pequeños productores podemos decir que el principal beneficio es la satisfacción de cultivar un maíz para elaboración de productos tradicionales fuertemente relacionados con la identidad cultural de los mexicanos, sin embargo, se busca complementarlo con un beneficio económico y por eso se han abierto mercados nicho, principalmente en el sector culinario, pero también en el arte, donde se aprecia más el color, la textura y el sabor de los maíces nativos.
Con información de SADER