Esta planta es uno de los cultivos característicos de nuestra tierra, es parte de nuestra identidad, por eso, pocos perdonamos una comida sin la presencia de su delicioso sabor y picor.
Este producto emblemático de la cocina mexicana cuenta con 64 variedades diferentes en el país, los cuales puedes degustar frescos, deshidratados, cocidos o industrializados, sus usos son múltiples. En la industria es materia prima para la obtención de colorantes y de resinas y el chile también se usa con fines medicinales para aliviar enfermedades respiratorias, como analgésico, laxante y digestivo.
El chile verde hace referencia a las diferentes variedades en su estado fresco, entre estas tenemos: jalapeño, serrano, mirasol, poblano, chilaca, piquín, habanero, manzano, de árbol güero, etc., los cuales al secarse adquieren otro nombre, por ejemplo, el poblano se convierte en ancho, el jalapeño en chipotle y el bola en cascabel.
El chile es un componente primordial de los moles, adobos y salsas que caracterizan la cocina mexicana, a los cuales aporta además del sabor, la textura y el color que los identifica, importantes nutrientes como son vitaminas A y C, carotenoides, fibras y minerales.
Una tercera parte de los picantes producidos en el país se exportan a 39 naciones, entre ellas figura Estados Unidos, que adquiere un millón 96 toneladas. México es el segundo exportador de este bien agrícola con un valor de más de un millón 200 mil dólares, después de EE. UU., los siguientes destinos en importancia comercial son Canadá y Guatemala.
El chile, junto al maíz, frijol y tomate forman el mosaico más creativo de la gastronomía mexicana, es fuente de inspiración e infinidad de platillos, es parte de nuestra identidad.
El ardiente chile es de raíces mexicanas y gracias a nuestros pequeños y medianos productores México seguirá gozando de la fama que su picor le ha proporcionado
“Yo soy como el chile verde, llorona, picante pero sabroso”
«La llorona», música y letra tradicional
Fuente: SADER